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Columna de opinión

Legal Process Outsourcing y la necesidad de volver al futuro

Durante los últimos meses he sido testigo y continuo observador de múltiples artículos generados en medios especializados en Estados Unidos, Canadá, Australia, Reino Unido, Alemania, Bélgica y otros países desarrollados respecto de la incremental tendencia de actores del mundo de los servicios legales que con preocupación han orientado sus miradas hacia prestadores de servicios legales alternativos que han sido capaces de innovar en modelos de negocios y/o en propuestas de valor y productos, conquistando cuotas relevantes del mercado.

Como parte de esta corriente y en un lugar del mundo relativamente alejado de esas tendencias globales, la conexión permanente con los líderes de aquellas organizaciones que comienzan a tomar un rol preponderante, me ha permitido ocupar una posición privilegiada e informada respecto de la influencia que dichos actores comienzan a tener en la industria.

La realidad del mercado nacional y latinoamericano en materia de innovación legal es evidente, pocos hemos sido los que nos hemos convencido de que existen formas de hacer las cosas distintas y de incursionar en el desarrollo de modelos de negocios sustentables que permiten explotar oportunidades que nos presenta el mercado en un rubro marcado por la resistencia al cambio y un encanto casi romántico con el status quo.

Con todo, los desafíos son múltiples y las necesidades a ser cubiertas diversas. Una particular necesidad a la que he abocado mi desarrollo corresponde al servicio de Legal Process Outsourcing (“LPO”), un servicio caracterizado por permitir a empresas, departamentos legales e incluso a estudios jurídicos contar con equipos especializados y enfocados en el uso de las herramientas de procesos y administración de proyectos para abordar asuntos recurrentes y voluminosos que habitualmente desenfocan a los equipos internos de cada organización.

El LPO es probablemente una de las soluciones que más me hubiese gustado tener cuando desarrollé funciones de gerente legal en organizaciones esencialmente dinámicas y donde la restricción de recursos, por un lado y la rapidez requerida por los clientes internos respecto de la ejecución de los trabajos, por otro, constituía uno de los dilemas más habituales a resolver.

El LPO busca generar soluciones simples a problemáticas complejas, donde la eficiencia, el conocimiento en el diseño de procesos y su implementación y la incorporación de productos tecnológicos tendientes a la automatización de funciones, constituyen hoy una necesidad real y con potencial de escalabilidad regional.

Las industrias del retail, minería, energía, bancos e instituciones financieras y otras afines, son las principales candidatas a incorporar este tipo de soluciones en el corto plazo. En efecto, todas son industrias que han sido afectadas por restricciones de costos, por la necesidad de optimizar procesos sin sacrificar calidad y donde la inserción tecnológica es incipiente. Basta con observar cómo la competencia en la industria financiera se ha enfocado en la aplicación de mecanismos y procesos que permitan contratar y monitorear contratos por medio de plataformas, reduciendo la asimetría de información y volcando todos los esfuerzos a entregar a los clientes mejores experiencias de consumo.

En la misma línea y tras la crisis de 2008, gran parte de las principales instituciones financieras del mundo se vieron obligadas a generar herramientas y a encontrar prestadores de servicios que les permitieran negociar, controlar y ajustar su alto volumen de contratos, con metodologías diferenciadas, uso de tecnologías de visualización y alerta a costos razonables. En ese ámbito, los estudios jurídicos tradicionales, dadas las ineficiencias y limitaciones inherentes a su modelo, no son capaces de estructurar los equipos de trabajo ni implementar las soluciones correctas para satisfacer esta demanda. Por lo que es precisamente allí donde empresas especialmente diseñadas para esas funciones, con equipos de calidad, conocimientos multidisciplinarios y especial afinidad con el uso de productos tecnológicos, tienen una ventaja inigualable.

La migración desde el mundo de la especialidad al mundo de la experiencia, como ha sido el resultado de la mayor internalización de actividades por parte de los departamentos legales fue, en su momento, un reto.

Tras más de 15 años de un proceso en que se ha observado el auge de las funciones legales internas dentro de cada organización, parece ser sensato estimar que dichas áreas requieren cada día más contar con propuestas de valor diferenciadas, donde el desafío ya no es la internalización de trabajo, sino la migración desde ese mundo de la experiencia que dichas organizaciones han acumulado in-house al mundo de la eficiencia, externalizando servicios de forma efectiva y sin tener que recurrir a los estudios jurídicos tradicionales.

Tenemos una gran oportunidad y será el tiempo el que dé la razón a quienes hemos emprendido en este tipo de actividades.

Andrés Jara B.
CEO Alster Legal
ajara@18.209.34.37