Innovación en servicios legales ¿Es posible?

En los últimos años, las prioridades estratégicas de las organizaciones han estado enfocadas en la innovación y transformación digital, temas de los que no quedan exentos los departamentos legales debido a que el rubro legal enfrenta movimiento y evolución, pues los clientes externos e internos están cambiando rápidamente.

Los servicios legales tienen que adaptarse para continuar siendo apoyo y soporte dentro de este entorno cambiante, y es la innovación quizás una buena fórmula y metodología para abordar este contexto.

Durante febrero, tuve la fortuna de participar de uno de los eventos más importantes sobre tecnología para la industria legal, como lo es el Legalweek NYC 2020. Tremenda experiencia que me permitió reforzar mi conocimiento y la visión que desde Alster tenemos sobre las oportunidades y desafíos más relevantes que afectan hoy a los profesionales de la información, la tecnología y la gestión del conocimiento en firmas y departamentos legales.

Los diferentes paneles de Legalweek estuvieron enfocados en la innovación para  las áreas legales, pero, en mi experiencia como consultor de gerencias legales, puedo afirmar con certeza que la innovación en el rubro legal es algo complejo, en gran parte, porque la educación y formación de los abogados se sustenta en el control del riesgo, la aversión al mismo y la necesidad de mitigar las desviaciones respecto de potenciales resultados, lo que conlleva, obviamente, a cierta dificultad a la hora de cambiar y, es el cambio, la principal constante de la innovación.

Es un hecho de que no se puede pretender en el mundo actual el prestar un servicio de la misma manera, resolver los asuntos de igual forma o pensar que todo lo que hemos hecho en el pasado debe seguir haciéndose en el presente.

Entonces, hoy la innovación legal es casi una exigencia:

  • Debido a las presiones económicas que surgen desde los clientes internos y externos, hay exigencias de ser más estratégicos y eficientes.
  • La comparación en materia de innovación que ocurre en otros sectores del mercado o áreas de las organizaciones y que deben ser acompañados por el sector legal.
  • La rápida adopción y necesidad de data science y data analytics, como un catalizador que influye en la velocidad con la cual los diferentes sectores están innovando y transformándose digitalmente.
  • El interés de muchos abogados de centrarse en la abogacía de alto nivel y no en tareas mundanas repetitivas que de otro modo podrían ser automatizadas.

Probablemente, una de las reacciones habituales que tengo oportunidad de observar en nuestros clientes es la frustración y temor porque la palabra innovación implica cambios mayores en conductas y acciones. Sin embargo, ¿creen Uds. que la innovación sólo se restringe a grandes pasos?

Quizás, para sorpresa de algunos, la respuesta es: no.

La innovación puede suceder en pequeñas cosas del día a día. Se debe pensar en innovación todo el tiempo, procesos que ejecutamos de forma cotidiana, procedimientos internos o cómo ofrecemos servicios. No es necesariamente encontrar algo nuevo, sino una nueva manera de hacerlo más simple, más rápida o eficiente algo que veníamos haciendo.

Pero ¿Por dónde comenzar a innovar?
  • En primera instancia, es necesario ser conscientes que la innovación es algo que debe y puede surgir de cualquier miembro del departamento legal o firma y no esperar que la innovación sea algo que surja de las personas con perfiles tecnológicos.
  • En segundo lugar, el uso de metodologías ágiles son extremadamente útiles para proyectos de innovación, un ejemplo de ello es el caso del design thinking.
  • Por último, es importante evaluar el tiempo adecuado para innovar y hacer uso de pilotos y pruebas de conceptos.

Según el artículo de Forbes Understanding The Agile Mindset, los profesionales tienen una mentalidad ágil cuando están preocupados y, a veces, obsesionados con innovar y ofrecer un mayor valor para el cliente. Como consecuencia, aquellas organizaciones adquieren la capacidad de adaptarse rápidamente a un mercado que cambia, desarrollando ventajas competitivas que haya sustento en su comportamiento.

Una de las metodologías ágiles que cada día vemos más aplicada para abordar los desafíos legales que enfrentan las organizaciones es el Design Thinking.

Este método es un proceso de resolución de problemas que comienza con la comprensión de las necesidades no satisfechas del cliente. A partir de ese conocimiento, se fusiona con un proceso de innovación que abarca el desarrollo de conceptos, la creación de prototipos y la experimentación.

Cuando Design Thinking es aplicado a las empresas, la tasa de éxito de proyectos de innovación mejora sustancialmente.

Al aplicar Design Thinking abogados y áreas legales pueden, con claridad y dinamismo, definir prioridades, idear, prototipar e implementar nuevas formas de hacer las cosas, equivocándose en ambientes controlados y permitiendo con ello mitigar los riesgos que el cambio implica.

En Alster, hemos tenido la oportunidad de trabajar con prestigiosas empresas en la mejora de sus procesos legales y en cómo dichos procesos pueden ser objeto de transformación digital. En cada uno de esos desafíos buscamos aplicar estos métodos, de forma de asegurar una mejor reacción frente a los cambios y así garantizar el éxito del proyecto.

Por lo mismo, acá algunos tips de lo que lo que hemos aprendido con estas experiencias:

  • Muchos profesionales del derecho toman conocimiento de la relevancia de la innovación y buscan a partir de ello crear valor para sus clientes y empleados, el gran obstáculo es liderar esos procesos y, en ello, el uso de metodologías como la descrita pueden ser de gran utilidad.
  • La innovación legal no se limita a la implementación de nuevas tecnologías; también se trata de adoptar nuevas estrategias y usar metodologías comprobadas de otros sectores.
  • No hay un camino profesional para convertirse en un experto de la innovación legal, la práctica hace al maestro.
  • Seleccionar los procesos críticos y abordar cada uno como un proyecto individual permitirá ser mucho más efectivo.
  • Seleccionado que sea el proceso, , dibujarlo (literalmente) será de gran utilidad, para luego buscar dónde es objeto de modificación.
  • Cuando se haya refinado el , hay que probarlo con clientes modelos. Hacer un piloto que reduzca el riesgo y, solo entonces, con todos los aprendizajes, se puede pensar en automatizar y hacer más eficiente.

Los invito a conocer más sobre nuestros servicios de consultoría legal y transformación digital ingresando a local.alster.law

Por Guillemo Teibo, CIO en Alster Legal